Varias cosas sucedidas en los últimos meses han ido llenando poco a poco un cántaro que por fin se rompe y me llevan a retirar la conexión de este sitio con Twitter…
Para el nuevo dueño, “ayudar al desarrollo de los seres humanos”[1] no vale nada si no se pueden sacar billetes por el camino, a pesar de que su discurso original decía que iba a hacer exactamente lo contrario, para fomentar el uso de la “plaza pública de la Humanidad”[1]. Por supuesto, mantener un sitio implica costos y Twitter ha sido un pozo sin fondo por años pero la tarifa por usar la API se disparó y la membresía de Twitter Blue no tiene mucho para justificar su precio[2]. La hipocresía y la gestión tan burda me han llevado a cuestionarme sobre la necesidad real de seguir publicando por allá. Cuando la opción de compartir en Mastodon apareció de manera nativa en WordPress no lo pensé mucho para quitar a Twitter de las opciones que tienen los lectores para compartir el contenido de este espacio, días antes había retirado mi perfil en esa red de los iconos sociales que aparecen en los encabezados de todas las páginas y entradas, además, cuando estaba por publicar la entrada anterior me costó mucho dejar activada la opción de compartir en Twitter, una tarea que lleva automatizada desde hace años y a la que, por lo regular, no le presto atención.
[1] Aquí estoy citando palabras literales del discurso inicial de Elon Musk, por cierto, ¿solo yo pienso que en lugar de “el Iron Man de la vida real” más bien parece una versión cutre de Lex Luthor? Si no fuera por los injertos hasta compartirían la calvicie.
[2] Hablando de monetización debo confesar algo que he llevado guardado por años: Nunca he visto un solo anuncio en Twitter. Me refiero a los anuncios que implementa el mismo sistema entre tweet y tweet. No sé si exista por ahí un glitch que nunca se corrigió o qué, pero pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que a los demás les aparecían anuncios.
Tampoco he sido un usuario regular en los últimos años. En 2017 borré todas las aplicaciones de redes sociales del móvil y limité el uso de las mismas al navegador, aunque desde entonces solo he entrado de manera puntual a Facebook (a la página de este sitio pero no a mi perfil personal, que sigue abandonado), a Twitter (para buscar uno que otro hashtag e información local) y a Instagram (posteo en pocas ocasiones, subo stories con un poco más de regularidad). En todas ellas, los algoritmos han destrozado el timeline principal, así que la actividad se reduce al proceso automatizado de compartir lo que publico por acá y la visita puntual a algún perfil en particular. La noticia que WordPress.com publica hoy ha sido el clavo definitivo. ¿Qué pasará ahora? No tengo planes de borrar mi cuenta pero sí de descargar toda la información con la herramienta que el mismo sistema proporciona y quizá de poner mi perfil en privado en las próximas semanas. Por supuesto, quien desee seguir compartiendo entradas de WordPress a Twitter puede seguir haciéndolo, basta con copiar y pegar la url en un tweet, tal como se hacía antes, y probablemente aparezca algún plugin que realice esa tarea de forma automática para reemplazar la función de Jetpack.
Por supuesto, en internet nada es definitivo y quizá, cuando lleguen las fechas decembrinas, el dueño de Twitter reciba la visita de tres fantasmas que le renueven el espíritu y le conviertan en una persona verdaderamente dispuesta a colaborar para hacer cambios y mejorar este mundo que compartimos. Mientras esperamos sentados, sigamos explorando el Fediverso.
Deja un Comentario | Leave a Reply