
Sei Donne per L’Assassino (Mario Bava, 1964) tiene una intro melodramática y magnífica, con esas tomas cargadas de sombras con tonos neon mientras los actores posan junto a algunos maniquíes femeninos y los créditos aparecen en color blanco. Mi deducción sobre la identidad del asesino solo fue correcta al 50%, no contaba con ese giro casi al final.
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