La última vez que redacté una entrada mencionando la pandemia fue a inicios de junio, México entraba en lo que el gobierno llamó un regreso a la nueva normalidad y yo me mostraba bastante escéptico al respecto. Casi cuatro meses después se han sobrepasado las estimaciones sobre el número máximo de muertes, la economía va en picada (basta ver los recibos del supermercado) y las contradicciones entre el gobierno federal y las autoridades estatales (provocadas por mera politiquería) sobre las medidas a seguir, tiene a la mayoría de la población un tanto confundida sobre como proceder; algo de caos se empezaba a notar desde antes de que se anunciara el plan para una nueva normalidad sin información existente en la página del gobierno federal justo el día de su anuncio oficial. Por supuesto, muchas cosas se suman a la difícil situación que enfrentamos: El inicio del ciclo escolar alrededor del mundo, la carrera hacia las próximas elecciones, el alarmante incremento de la violencia contra las mujeres en estos tiempos de confinamiento, los rebrotes en lugares donde se suponía medio controlada la pandemia, el incremento en casos de depresión y tendencias suicidas, además de diversas crisis locales alrededor del mundo que han surgido o se han visto agravadas por el Covid-19.

Para escribir esto he vuelto a mirar las cifras de contagios y he confirmado que el estado donde vivo se encuentra en un alarmante cuarto lugar, esto reflejado en mi círculo social donde empiezan a presentarse personas con familiares contagiados y en un par de casos, fallecidos. Preocuparme por cifras que quedan fuera de mi escala es inútil (esto no significa que las ignore) así que me ocupo de mi propio entorno siguiendo en casa sin salir más que para comprar alimentos cada quince días tomando en cuenta las medidas de higiene señaladas. También he estado apoyando comercios locales consumiendo sus productos, por ejemplo, mi actual proveedor de frutas y verduras es un intermediario de agricultores locales que entrega los pedidos a domicilio, con la subida de precios casi no existe diferencia entre lo que gasto en cualquier cadena de supermercados; mi pizzería favorita es una pequeña cadena local que ha tenido que cerrar uno de sus establecimientos (de hecho, el que queda más cerca de mi estudio), aunque aún puedo hacer pedidos a otra de las dos sucursales que aún permanecen abiertas.

Otro de mis locales favoritos es un negocio de comida vegetariana que tuvo que cerrar por un par de meses pero que ha vuelto a abrir recientemente; además, una vecina tenía otro negocio de comida vegetariana que cerró mucho antes de la pandemia pero sigue produciendo alimentos, como el pan de centeno que consumo. Reconozco que por ahora estoy en una situación privilegiada (no siempre ha sido así) y espero que mientras dure este privilegio pueda contribuir, aunque sea un poco, a hacer más llevadera la situación para otras personas.


¡¡Frenaaa!!

El Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador o FRENAAA por sus siglas, es una de las más recientes fuentes de comedia involuntaria en el país. A pesar de que la camarilla de líderes pertenece a la clase más alta de México, a ninguno se le ocurrió contratar algún asesor de marketing que ideara un nombre para el movimiento cuyas siglas resultaran menos absurdas. FRENAAA tiene como única misión hacer que López Obrador renuncie a su cargo de Presidente de la República antes del treinta de noviembre por cualquier medio que sea necesario (palabras de sus cabecillas). Para ello, llevan meses organizando protestas para “marchar” en distintas ciudades de la república a bordo de sus autos. Recientemente trataron de hacer un plantón en el Zócalo de la Ciudad de México pero al toparse con las autoridades decidieron quedarse en Avenida Reforma y en Juárez, emulando lo que hizo el propio Andrés Manuel en 2006. Para demostrar que van en serio y que no se detendrán ante nada… rezaron un rosario por el bien de México pues como buen grupo derechista y conservador también son católicos a ultranza, tienen ese pequeño problema de no saber distinguir entre Socialismo y Comunismo, expresan sus consignas con maldiciones y odio exacerbado, les encanta andar diciendo que México vive sumido en una dictadura similar a la venezolana y antes que nada fomentan el miedo y la desinformación. En Monterrey se han manifestado los sábados, en auto y en un espacio muy reducido de la Macroplaza, en jornadas de cuatro horas.

Ahora bien, lo que ya no tiene mucha gracia es el hecho de que no existe en el ambiente político un contrapeso real al presidente. Hay quien piensa que el verdadero contrapeso surgirá de la sociedad civil, incluso se menciona que ese contrapeso ya existe y se encuentra personificado en los diversos movimientos feministas que salen constantemente a marchar desde hace tiempo impulsadas por el alarmante incremento de la violencia y los feminicidios año tras año, por la despenalización del aborto, por la falta de atención a las víctimas por parte del gobierno y de la CNDH y por muchísimas otras razones que hacen que las autoridades se movilicen y se preocupen mucho (mucho) más que por los payasos de FRENAAA.

© New York Times


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