Por fin, Fixionauta tiene un logo decente. Cuando anuncié mi cambio de username en las redes sociales no pensé que la palabra fuera a mutar de fines tan pronto. De momento he sacrificado mi página de fans en Facebook a favor de Fixionauta. Elegí la palabra por tratarse de un concepto utilizado en dos de mis historias: un cuento que no ha germinado como esperaba y unos personajes presentes en Colibrí (¡que se publica este mes y viene con sorpresas incluídas!). Ahora es, además, el nombre del taller en el que me encuentro todos los días trabajando en proyectos personales desde hace casi tres meses y el sello bajo el cual cobijaremos lo que vayamos produciendo por acá.
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